Esbozo una sonrisa cada vez que tengo estos
encuentros con mi sombra a raíz de situaciones tan cotidianas como un pequeño
cambio en el “hacer”. Hace un día atrás
estaba leyendo artículos que tenía pendientes hace un tiempo, pero cada vez que
hacia una búsqueda sobre otros temas para despejarme un poco, empecé a ver que
el mismo tema reaparecía insistentemente. Para que se entienda bien porqué
estas aparentes coincidencias tienen relevancia para mí, voy a explicar en
breve (si es que puedo) mi proceso al punto en mi vida en el que me encuentro
ahora.
Llegamos a este mundo como seres con total transparencia emocional, no tapamos lo
que sentimos bajo cobertizos de miedo. La alegría, el llanto, la apatía, la
nostalgia…lo que sea, lo mostramos y lo comunicamos, especialmente cuando estamos con nuestros pares. Bien vamos creciendo, nos vamos llenando de capas
tras capas de inseguridades, rabias, complejos, angustias y muchas sensaciones,
sentimientos y monstruos mentales que vamos heredando de los adultos que hacen
lo mejor que pueden en proyectarnos todas sus deficiencias y limitaciones. Muchos
adultos, la mayoría siento yo, no lo hacen por malicia. No buscan el goce en
dañar a otros, aunque de primera fuente se que ese no siempre es el caso. Para mí,
todas estas capas con las que nos vamos cubriendo tienen su base en el miedo.
La abuela miedosa a que el nieto se enferme y muera así que lo sobreprotege mostrándole
así al niño que el mundo es un lugar hostil que nos puede matar, y empezamos a temerle. El vecino mañoso que reta a los
niños cuando piden manzanas de su jardín mostrándoles que la agresividad es la
mejor forma de crear distancia y miedo hacia quien no conocemos bien. El hermano
que crea situaciones para que los padres duden y desconfíen de otro de sus
hermanos, incitando a que en este crezca la inseguridad hacia quienes deberían ser
la protección más cercana enseñándole de esa forma a temerle a la intimidad.
Son tantas las formas en que vamos creando situaciones en otros, proyectándonos
en el otro cuando no nos queremos hacer cargo de nosotros mismos! Es mucho más
fácil ver la paja en el ojo ajeno, cierto?
Personalmente me gusta ver el vaso tal como es,
no soy de las que anda viendo el vaso “medio vacío o medio lleno” eso para mi es
aplicar un juicio y el momento que aplico un juicio me separo de mí, y cuando
me separo de mi misma ya no estoy en el amor, que todo lo abraza y lo incorpora,
sino que estoy en el miedo que todo lo divide y lo separa. Por eso tengo la
certeza de que estas personas y/o situaciones que nos traen dolor a nuestra vida
son nuestros “pinches tiranos”, como los nombraba Carlos Castañeda. Si tomamos
estas dolorosas vivencias como oportunidades de autodescubrimiento,
crecimiento y reencuentro con nuestra esencia podemos literalmente sacarle el
jugo a estos procesos y atravesar aquello que nos da miedo, y esto…esto es lo
que hago, atravieso estos pantanosos miedos transformándolos en una invisible fuerza
vital que se siente internamente, y que otros igual de sintonizados pueden
captar. Para los demás es un punto ciego y la persona sigue siendo plana,
porque bueno…todo está en la mirada del observador. Tu caleidoscopio de vida,
no habla de los demás, siempre habla de ti. Lo lindo de cuando atravesamos el
miedo y nos concentramos en la luz (y no en el túnel) es que se nos abren
mundos nuevos, que se comunican con nosotros a través de sueños, canciones,
señales, insistencias y muchas cosas más.
Volviendo entonces al punto de partida, que
tenía que ver con estos artículos que me aparecían constantemente con el mismo mensaje y a los que decidí seguirles el rastro. Descubrí el común denominador era: “Retorna con tu niña, sin miedo. Retorna a la alegría y a la risa
como cuando niña”. No es que sea una persona amargada, triste, callada o poco
sonriente pero también entendí que el mensaje no iba enfocado a ese tipo de superficialidad. No, esto
tenía que ver con un cambio de paradigma interno, un cambio de ruta que me guía a seguir dando más y más pasos
hacia quien soy de verdad…no lo que otros vienen proyectando en mí desde la
infancia. Finalmente, el día después de toda esta vuelta de “darme cuenta” de
esta sombra de miedo que llevaba conmigo y de lograr identificar una de sus
fuentes es que me puse a reír tras la situación que me tocó vivir con esta persona que decidió que no pudo aguantarse el miedo propio y tuvo que ventilarlo y deshacerse de el de la manera más rápida y cargante posible, vaciandolo en otro...osea, en mi. Vi tan claro como el miedo tiene a esta persona
en particular, entre sus garras, y como esta persona a estas alturas (o bajezas) goza y se nutre de este
miedo como fuente energética. Vi como proyectaba su miedo, a raíz de una situación en mi vida, y como
este miedo salía de su boca, su cuerpo y su cabeza como si fuese Medusa
intentando envenenar con insinuaciones, entonaciones, opiniones…dejando escapar
el típico sonido de serpiente que sueltan las personas cuando algo les causa
tremendo impacto, es como un silbato entre dientes aspirando aire hacia el
interior de la boca. Lo reconocen? Es algo así como…“..fffffuuuuuu….” , casi
siempre acompañado de una cara de exagerado espanto o disgusto ante esta
situación, que ni siquiera tiene que ver con ellos!
Como expliqué antes, fue una reacción (nótese
re-acción) de esta persona ante un tema en mi vida, no en su vida, y mi primer
instinto fue ponerme chúcara (si, es así como soy reconocida en mi tribu familiar), ya que debo admitir que ser el blanco de este tipo
de reacciones en las personas solía ponerme muy, muy malgenio. Aún me sucede, aún me afecta pero el paso que he dado es reconocer las situaciones cuando me pasa e identificar al
tipo de personalidad que me causa este resquemor en el alma, es decir…estoy
avanzando, y lo que antes era un malestar de días, semanas, meses y finalmente
una mochila de miedo que otros han proyectado en mí, fue ahora unos minutos de
intensa molestia seguidos rápidamente por este reconocimiento del estado del
alma de la otra persona y finalizando en una tremenda satisfacción de ser capaz
de ver el desenlace, el
miedo en el otro y como ya no es mío. Me sentí libre y entendí los mensajes que me habían llegado con tanta insistencia, que hace rato aparecieron y que vinieron a quedarse. Bienvenidos sean los cambios! Hola niña, hola Karencita, chao miedos...uno por uno!
miedo en el otro y como ya no es mío. Me sentí libre y entendí los mensajes que me habían llegado con tanta insistencia, que hace rato aparecieron y que vinieron a quedarse. Bienvenidos sean los cambios! Hola niña, hola Karencita, chao miedos...uno por uno!
Con mucho cariño,
K
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