lunes, 8 de junio de 2015

Las heridas del miedo

Esbozo una sonrisa cada vez que tengo estos encuentros con mi sombra a raíz de situaciones tan cotidianas como un pequeño cambio en el “hacer”.  Hace un día atrás estaba leyendo artículos que tenía pendientes hace un tiempo, pero cada vez que hacia una búsqueda sobre otros temas para despejarme un poco, empecé a ver que el mismo tema reaparecía insistentemente. Para que se entienda bien porqué estas aparentes coincidencias tienen relevancia para mí, voy a explicar en breve (si es que puedo) mi proceso al punto en mi vida en el que me encuentro ahora.

Llegamos a este mundo como seres con total transparencia emocional, no tapamos lo que sentimos bajo cobertizos de miedo. La alegría, el llanto, la apatía, la nostalgia…lo que sea, lo mostramos y lo comunicamos, especialmente cuando estamos con nuestros pares. Bien vamos creciendo, nos vamos llenando de capas tras capas de inseguridades, rabias, complejos, angustias y muchas sensaciones, sentimientos y monstruos mentales que vamos heredando de los adultos que hacen lo mejor que pueden en proyectarnos todas sus deficiencias y limitaciones. Muchos adultos, la mayoría siento yo, no lo hacen por malicia. No buscan el goce en dañar a otros, aunque de primera fuente se que ese no siempre es el caso. Para mí, todas estas capas con las que nos vamos cubriendo tienen su base en el miedo. La abuela miedosa a que el nieto se enferme y muera así que lo sobreprotege mostrándole así al niño que el mundo es un lugar hostil que nos puede matar, y empezamos a temerle. El vecino mañoso que reta a los niños cuando piden manzanas de su jardín mostrándoles que la agresividad es la mejor forma de crear distancia y miedo hacia quien no conocemos bien. El hermano que crea situaciones para que los padres duden y desconfíen de otro de sus hermanos, incitando a que en este crezca la inseguridad hacia quienes deberían ser la protección más cercana enseñándole de esa forma a temerle a la intimidad. Son tantas las formas en que vamos creando situaciones en otros, proyectándonos en el otro cuando no nos queremos hacer cargo de nosotros mismos! Es mucho más fácil ver la paja en el ojo ajeno, cierto?

Personalmente me gusta ver el vaso tal como es, no soy de las que anda viendo el vaso “medio vacío o medio lleno” eso para mi es aplicar un juicio y el momento que aplico un juicio me separo de mí, y cuando me separo de mi misma ya no estoy en el amor, que todo lo abraza y lo incorpora, sino que estoy en el miedo que todo lo divide y lo separa. Por eso tengo la certeza de que estas personas y/o situaciones que nos traen dolor a nuestra vida son nuestros “pinches tiranos”, como los nombraba Carlos Castañeda. Si tomamos estas dolorosas vivencias como  oportunidades de autodescubrimiento, crecimiento y reencuentro con nuestra esencia podemos literalmente sacarle el jugo a estos procesos y atravesar aquello que nos da miedo, y esto…esto es lo que hago, atravieso estos pantanosos miedos transformándolos en una invisible fuerza vital que se siente internamente, y que otros igual de sintonizados pueden captar. Para los demás es un punto ciego y la persona sigue siendo plana, porque bueno…todo está en la mirada del observador. Tu caleidoscopio de vida, no habla de los demás, siempre habla de ti. Lo lindo de cuando atravesamos el miedo y nos concentramos en la luz (y no en el túnel) es que se nos abren mundos nuevos, que se comunican con nosotros a través de sueños, canciones, señales, insistencias y muchas cosas más.

Volviendo entonces al punto de partida, que tenía que ver con estos artículos que me  aparecían constantemente con el mismo mensaje y a los que decidí seguirles el rastro. Descubrí el común denominador era: “Retorna con tu niña, sin miedo. Retorna a la alegría y a la risa como cuando niña”. No es que sea una persona amargada, triste, callada o poco sonriente pero también entendí que el mensaje no iba enfocado a ese tipo de superficialidad. No, esto tenía que ver con un cambio de paradigma interno, un cambio de ruta  que me guía a seguir dando más y más pasos hacia quien soy de verdad…no lo que otros vienen proyectando en mí desde la infancia. Finalmente, el día después de toda esta vuelta de “darme cuenta” de esta sombra de miedo que llevaba conmigo y de lograr identificar una de sus fuentes es que me puse a reír tras la situación que me tocó vivir con esta persona que decidió que no pudo aguantarse el miedo propio y tuvo que ventilarlo y deshacerse de el de la manera más rápida y cargante posible, vaciandolo en otro...osea, en mi. Vi tan claro como el miedo tiene a esta persona en particular, entre sus garras, y como esta persona a estas alturas (o bajezas) goza y se nutre de este miedo como fuente energética. Vi como proyectaba su miedo, a raíz de una situación en mi vida, y como este miedo salía de su boca, su cuerpo y su cabeza como si fuese Medusa intentando envenenar con insinuaciones, entonaciones, opiniones…dejando escapar el típico sonido de serpiente que sueltan las personas cuando algo les causa tremendo impacto, es como un silbato entre dientes aspirando aire hacia el interior de la boca. Lo reconocen? Es algo así como…“..fffffuuuuuu….” , casi siempre acompañado de una cara de exagerado espanto o disgusto ante esta situación, que ni siquiera tiene que ver con ellos!



Como expliqué antes, fue una reacción (nótese re-acción) de esta persona ante un tema en mi vida, no en su vida, y mi primer instinto fue ponerme chúcara (si, es así como soy reconocida en mi tribu familiar), ya que debo admitir que ser el blanco de este tipo de reacciones en las personas solía ponerme muy, muy malgenio. Aún me sucede, aún me afecta pero el paso que he dado es reconocer las situaciones cuando me pasa e identificar al tipo de personalidad que me causa este resquemor en el alma, es decir…estoy avanzando, y lo que antes era un malestar de días, semanas, meses y finalmente una mochila de miedo que otros han proyectado en mí, fue ahora unos minutos de intensa molestia seguidos rápidamente por este reconocimiento del estado del alma de la otra persona y finalizando en una tremenda satisfacción de ser capaz de ver el desenlace, el
miedo en el otro y como ya no es mío. Me sentí libre y entendí los mensajes que me habían llegado con tanta insistencia, que hace rato aparecieron y que vinieron a quedarse. Bienvenidos sean los cambios! Hola niña, hola Karencita, chao miedos...uno por uno!

Con mucho cariño,
K


No hay comentarios.:

Publicar un comentario