Día de San Juan.
Quema de lo viejo
para que entre lo nuevo.
Un día de reflexión, aunque cueste, aplicando la
fortaleza compasiva de entregarme a lo que es, a lo que se está manifestando. No veo el
camino, no veo el final y es una nueva forma de relacionarme con la Vida,
dejando atrás el control...poco a poco, y lágrima tras lágrima de resistencia a
lo que se está mostrando. Entregándome a todo lo que ES.
Aún me
estoy acomodando, aún no me gusta, debo admitir que el apego al resultado es
fuerte. Mi mente me dice no, no, no...mientras que el Universo en su infinita
sabiduría me envía mensajes, en este momento que escribo es a través del
protagonista en la película de turno. Él dice una frase certera y a la vena que
me indica que voy por el camino correcto..."hijo mío, el mayor don en la vida
de un hombre es el amor".
A.M.O.R nada más grande y total, y mi único
camino. No me dejo derrotar por el miedo, no dejo espacio para ese vil villano
que no nos permite entrar en contacto con lo sagrado, con nuestra esencia. La
esencia siendo la mezcla de nuestra alma, nuestra intuición y nuestra mente que
habita en la máquina que usamos para navegar esta matriz terrenal. Duele, sí, pero sigo adelante agradecida por lo que he podido aprender y entendiendo el proceso en mi, puedo guiar a otros en el suyo. Cuento con la guía práctica para dummies que efectivamente es real el lema sobre el eterno contínuo de las cosas, relaciones y situaciones; El Rey ha muerto, larga vida al Rey.
Cariños y felicidad,
K
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